“Mi Querido Mijael” ha sido la obra elegida
por la Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella para su tertulia de
Junio, celebrada como es habitual en el Marbella Club. Esta novela temprana de
Amo Oz ha resultado ser una lectura muy interesante y ha devenido en una gran
tertulia.
Publicada en 1968, el autor vuelca en esta obra
un contenido humano de gran análisis emocional, una estructura y redacción
clara y poética de gran valor literario y un fondo histórico-político que nos
plantea el mosaico social de la Israel poliédrica, inestable, bélica y en
proceso de cimentación, una maestría que se consolidaría en numerosas novelas,
colecciones de cuentos, artículos y poesía donde el autor explora los
conflictos humanos micro y macro, los individuales y los sociales. Es por este
motivo, por lo que nos hemos preguntado a qué esperaba la fundación Nobel para
concederle el premio literario más prestigioso al que estuvo nominado más de
una vez, ¿quizás a que muriera? como ocurrió con Borges. Esta broma sin gracia
sucedió el 28 de diciembre pasado, Oz falleció en Tel Aviv sin recibirlo, menos
mal el Israel de Literatura, el Goethe y el Príncipe de Asturias estuvieron más
rápidos.
“Mi Querido Mijael” cuenta la historia de
Jana, en primera persona, como una narradora de sus propias memorias. Y nos ha
maravillado el oficiode Amos, pese a su juventud, que se pone en la piel de una mujer y no de una mujer cualquiera, una mujer que
sufre y hace sufrir y que entre otras emociones disruptivas es una madre
desnaturalizada que no siente cariño por su hijo, que lo desprecia en cierto
sentido, por su falta de sensibilidad, de espontaneidad, por su madurez, su
sentido práctico, disciplina, que en vez de hacer que esta madre se sienta
orgullosa consigue una cierta animadversión hacia él, la misma que le produce
su marido, que muestra una actitud igualmente plana, incluso, alguna socia lo
definió como sosa o antipática.
Este desencuentro produjo un gran debate
entre las tertulianas. Pues es verdad que según la narradora este marido parece
tener poco interés como personaje, ni que decir como marido, no tiene grandes diatribas
emocionales, no se debate con la frustración, ni con la insatisfacción como en
las que la esposa vive, no parece alegre, inquieto, amoroso, aunque también puede
ocurrir que la información que nos dé la narradora esté sesgada, pues Mijael es
un geólogo, un investigador, un hombre que cumple con sus deberes patrios en la
Guerra del 56, llamada también la Crisis de Suez que los enfrentó a Egipto, y que
tiene sentido crítico y verbaliza que no los han maltratado lo egipcios sino
los propios Israelitas, y que desde luego tiene una paciencia infinita con una
mujer descontenta, desgraciada, con conductas compulsivas como el trastorno de
adicción a las compras con el que merma la economía de la familia.
Como personaje literario, Jana es
infinitamente más interesante que Mijael y nos recuerda a la caprichosa y
anhelante Madame Bovary. Mujeres que podrían ser hombres, porque este trastorno
emocional sucede en todo tipo de personas, a las que no hace falta haber
sufrido un trauma, sino haber aprendido a gestionar sus emociones y sus
vivencias de manera poco sana. La mayor parte de las veces tiene que ver con el
egocentrismo, con creer que todo gira alrededor de la persona, que sufren las
consecuencias de los actos y personalidad de los demás, quizás que si ellos no
controlan todo, los demás no serán capaces de hacer las cosas bien, como ellos
quieren, porque su escala de valores los concentran en su ecosistema como si
fuese el único posible y sufren poderosamente cuando no pueden controlar o
cambiarlo a su gusto, lo que les daría seguridad para poder digerir los
acontecimientos de la vida, porque la realidad es que están muertos de miedo.
Jana sufre ira, enjuicia a los demás, se
siente desgraciada cuando no tiene motivos reales, su hijo y su marido la
defraudan porque no son como ella cree que deben ser, parece que su vida ha
cambiado por culpa del marido y el hijo pero no hace nada por volver a los
estudios o a las lecturas al menos, y cuando su dolor es intolerable, que es
muy pronto, porque tiene muy baja tolerancia a la frustración, se evade con píldoras
o comprando compulsivamente, como también hubiera podido anestesiarse con
alcohol o cualquier otra droga. ¿Nos está hablando Amos Oz de su madre?, fue
una de las preguntas que nos hicimos en plena tertulia, y otra, ¿cómo conoce un
hombre tan joven este tipo de personalidad tan complicada y poco analizada
hasta años más tarde? La mamá de Amos Oz se suicidó cuando él era joven, es un
lugar al que llegan muchas personas con este tipo de disforia emocional, quizás
este sea un libro más memorialístico de lo que a simple vista pueda parecer.
Ante esta situación, la protagonista nos puede
resultar desagradable, como Madame Bovary, despertar nuestro menosprecio o
también nuestra empatía por una persona “que no está bien” y sufre, porque este
tipo de personas, con estos esquemas credenciales, son muy desgraciados aunque
por el camino produzcan mucho dolor y generen otro tipo de conductas
compulsivas, la codependencia del que se queda y aguanta, porque se siente
responsable y cree que puede controlarle el dolor y los arranques de furia, de
contrariedad. Una socia comentó que era un poco raro que el marido se fuese
finalmente con otra mujer pues es muy difícil salir del influjo de esta energía,
enlaces químicos covalentes, lo más para crear moléculas difícilmente
desmembradas.
¿Llegó Jana a esta dolorosa actitud ante la
vida por generación espontánea? probablemente no, y es muy sospechosa su
actitud sexual, la idea de no entregar su cuerpo y no porque su padre le
hubiera advertido de los hombres que usan a las mujeres en ese sentido, sino
también por las fantasías eróticas con gemelos, sí, gemelos, dos que la
secuestran, que le imponen su fuerza física, como en un anhelo de masoquismo
que además tiene como sujetos a dos hermanos árabes, Amos Oz no deja cabo
suelto. Es por esta comprensión del personaje que la mayoría de las tertulianas
empatizaron con Jana, Jana no era malvada, Jana estaba mal, confundida,
aterrada, frustrada, necesitada ayuda psicológica. ¿Llegó el autor a ponerse en
el lugar de su madre y relajó su dolor? Muchas veces el escritor se cura en su
tarea.
Aparte de la presentación maestra de estos
personajes, también nos llamó la atención el ecosistema que define a la
sociedad hebrea de finales de los 50, con una población no sólo diferenciada en
árabes y judíos, sino que nos plantea el mapa de la población judía que no es
uniforme ni mucho menos. Hay grandes diferencia políticas entre los judíos liberales
y los marxistas de los Kibutz, con procedencia de los países del este de Europa,
con economías cooperativas que en muchos casos colonizaron Israel por medio de
compras de terrenos a los Palestinos antes de la II Guerra Mundial, a los que
se unían muchos otros judíos con una idea romántica de la colectividad, como le
ocurrió al propio Amos Oz que cortó el cordón umbilical paterno cambiándose de
apellido y marchándose a una de estas granjas en la que parece, por sus propias
palabras, en la experiencia de uno de los personajes, que se embruteció y
perdió tiempo de sus estudios. Otras diferencias en la población devienen de el
ejercicio de la religión hebrea, siendo muy llamativa la forma de vivir de los
judíos ortodoxos con sus peculiaridades culinarias y sus ritos y costumbres sectarias,
pegadas a la lectura literal de la Torah. Esta comprensión de la diversidad y
del derecho a la diversidad de los habitantes del territorio de Israel llevó a
Amos Oz a tomar una actitud de diálogo entre las partes contendientes en los
conflictos árabe-israelítas y a ser promotor del movimiento pacifista Shalom
Ajshav ("Paz Ahora").
También nos pareció extraordinaria la
atención prestada a las diversas lenguas, símbolo de la heterogeneidad de
orígenes de los habitantes de alemán, polaco, yidis, hebreo, cualquier lengua
de los diversos países de origen de los judíos deportados, supervivientes,
inmigrantes y como el hijo de Jana o el propio Oz, nacidos en Israel.
No podemos olvidar la importancia de la
familia judía como fuerza de presión sobre el individuo, esas madres judías que
tienen tanta fama de castradoras de inquietudes individuales, que sienten la
necesidad de ordenarlo todo, también las vidas y relaciones de su prole. En
esta novela las madres no están, Jana porque está desequilibrada, la madre de
Jana porque ha traspasado la línea y vive en un Kibutz con un joven y la de
Mijael porque ha muerto, sin embargo, la figura femenina que quiere dirigir o
culpabilizar se encuentra focalizada en la tía que es pediatra, que incluso
pretende que Jana aborte pues su embarazo es inoportuno para la carrera académica
de su sobrino. Nos pareció extraño que una pediatra y además judía se atreviese
a proponer el aborto.
Definitivamente, el personaje que más simpático
nos resulta es el abuelo, cuya actitud es completamente diferente al de las
personas que sufren y hacen sufrir, para el que nada es más importante que las
personas se encuentren cómodas, relajadas, en actitudes sin ansiedad ni
perfeccionismos, y así se lo hace saber cuando le visitan en su casa.
En definitiva, Amos Oz nos cuenta la vida
de un matrimonio desgraciado, conflictivo, herido por la frustración y el dolor
emocional, decepcionado que tiene mucho de simbología comparativa con el estado
de Israel y lo hace en este formato, unas memorias contadas por la propia
esposa. Una socia comentó que la clave de la novela está en el principio: «Escribo
porque las personas a las que amaba han muerto. Escribo porque cuando era niña
tenía una gran capacidad de amar y ahora esa capacidad de amar está muriendo.
No quiero morir.»
*** EL LUNES 22 DE JULIO A LAS 18:30 HORAS
tendremos la próxima tertulia literaria de AMUM, como siempre en el Marbella
Club.
El
libro: EL CASTILLO BLANCO, del gran escritor turco y premio Nobel de literatura
Orhan Pamuk, publicado por Literatura Random House en 2007 (192 páginas). Sin
duda habrá mucho para conversar y debatir.
En
la misma reunión elegiremos las obras a leer en agosto, septiembre y octubre,
por lo que debéis hacer llegar a la brevedad las sugerencias a Cristina Malena.
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