La Galería Yusto&Giner exhibe una nueva colección en Marbella. En esta ocasión, se trata de la obra del artista onubense afincado en Londres Miguel Laino que nos ofrece una obra desestabilizante y carente de cimientos realistas que nos invita a pensar en lo posible y lo imposible, lo real y lo irreal, todo en el mismo símbolo.
Laino es un artista plástico de escasa
formación técnica que se ha aproximado a la pintura a través de la estética y
el diseño de modas, pero que ha sido secuestrado por la plástica a través de su
tortuoso interior y de absorber el mundo del arte a través de imputs
museísticos y numerosas visitas a galerías de todo tipo.
Cuando observamos su obra reconocemos una personalidad
propia que no resulta ajena y que nos hace pensar en la obra de Bacon, Velázquez,
Fray Angélico o Giorgio de Chirico. La inexistencia de un forjado real donde
asentar las imágenes que el artista combina, entre lo Barroco, lo religioso, lo
surrealista y lo ortodoxo, dotan a las
obras de cierta inquietud no exenta de belleza. Laino, se empeña en fundamentar
las obras con cuadrículas y fondos donde asentar sus imágenes oníricas que
nunca llegan a tomar una posición sensata en el cuadro. De tal forma que no hay
una sola silla que no flote y sí cuerpos en posiciones inverosímiles,
presencias de objetos de diferentes épocas y rostros transfigurados, una
composición tan heterodoxa y simbólica que necesita de mucho diálogo y
reflexión.
Who am I? Es el título de esta colección que muestra
a un artista muy complejo interiormente, capaz de percibir los distintos planos
de una realidad. Miguel dota a su obra de una tolerancia y respeto hacia la
diversidad que pretende hacer llegar al espectador, a través de una mirada
perpleja, por las distintas realidades posibles en una. Se evidencia en su
trabajo que es producto de la introspección martirizada de un ser que se
plantea el ser humano como individual y social, esa es la dicotomía beligerante
que subyace entre la tremenda soledad de algunos de sus personajes y el empeño del
artista por la percepción del espectador.
Esta obra ha sido exhibida en grandes centros
de arte como la Casa Leibniz o la Saatchi Art y no ha dejado indiferente a
nadie, por sus composiciones y sus personajes adolescentes, jóvenes solitarios,
con rostros desfigurados e incluso invisibles quizás un grito por la identidad
y la singularidad de todas las personas, en un mundo globalizado donde el
espectador está invitado a ver todos los universos paralelos por mucho que
parezca que la realidad se puede pintar en plano.
La inauguración fue un éxito. a ella acudieron numerosos aficionados al arte, artistas y medios de comunicación que conversaron sobre la obra y las sensaciones que producía en el espectador.
Texto y maquetación: Ana E.Venegas
Fotografía: José A.Correa
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