Teresa Bernabé y su equipo de comunicación presentaron en la tarde de ayer la nueva suite del Gran Meliá Don Pepe, la Grand Penthouse Suite. La habitación más lujosa de Marbella se encuentra en la octava planta y tiene orientación sur-este, correspondiendo a la antigua Suite Real, pero con más zonas exteriores privadas, según las necesidades del cliente actual.
El Gran Meliá Don Pepe es un hotel
exclusivo de 5 estrella que se eleva en primera línea de playa con la Sierra Blanca
a la espalda, entre urbanizaciones de lujo y actualmente, integrado en el casco
urbano lo que supone un enclave perfecto para conocer Marbella. La visita a este
hotel nos depara un toque vanguardista en el servicio desde el lujo más tradicional.
La nueva suite responde a las demandas de fiestas, ocio, reuniones
y citas privadas, de manera que tiene bar privado, hidromasaje, cama balinesa,
una decoración elegante con piscinas decorativas y unas vistas, con sensación
de estar sobre el mar, que bien merecen el precio, unos mil cuatrocientos euros
en temporada baja y hasta cuatro mil quinientos en temporada alta.
El interior cuenta con habitaciones de
elegante decoración y lujoso estilo tradicional con toques de vanguardia,
orientados a un mayor confort y privacidad en su estancia, un impresionante salón
decorado exquisitamente y con obras de arte de notable calidad, un amplio
vestidor que, aunque totalmente remozado y en madera, trae gratos recuerdos del
que tenía la antigua habitación. Los dormitorios, son piezas maestras de diseño
contemporáneo. Su remodelación no pierde la antigua idea de la intimidad
separando los ambientes dentro del baño y se echa de menos el ventanal que daba
a todos los pinares que había hasta el centro de Marbella, los tiempos cambian
y hay que adaptarse, por el contrario, los diseñadores se han esforzado en
crear una experiencia totalmente mediterránea, un sorbo hedonista de mar en
cada inspiración.
Por supuesto que la estancia en la suite
te da derecho a todos los servicios del hotel en grado sumo, incluso a
mayordomía. Las atenciones son continuas, pastelería francesa, bebidas y comidas
exquisitas, baños, un goce para los sentidos.
Me ha encantado volver a este espacio donde
pasé mi noche de bodas hace ya treinta años, ha cambiado mucho, ya los clientes
no buscan lo mismo y el restyling ha sido espectacular, de hecho, es un espacio
completamente nuevo, moderno, sin estridencias, elegante, cómodo y preparado
para hacer disfrutar a sus huéspedes.
¡Ah! Lo olvidaba, una escena de mi próximo
libro sucede en esta habitación hace cuarenta y ocho años, “LLina, un periplo
por la identidad”, estén atentos.
Fotografía de Concha Montes
Fotografía de Concha Montes
No hay comentarios:
Publicar un comentario