El
pasado viernes se inauguró en el Hotel El Fuerte de Marbella una exposición
respaldada por la Fundación El Fuerte en la que pudimos disfrutar del expresionismo
primitivo y exquisito de los lienzos de Enar Cruz y las esculturas de Antonia
López Luque. La obra expuesta podrá ser apreciada por el público en general
hasta el 28 de noviembre.
La
Fundación el Fuerte, en su compromiso social a través de la cultura y el arte
realiza numerosas iniciativas altruistas que van encaminadas al fomento de la
creatividad literaria en su colaboración con Marbella Activa, exposiciones en
los salones de sus hoteles de artistas consolidados y emergentes, conciertos al
aire libre y a promover las actividades de la Asociación del Órgano de Sol
Mayor, situado en la Iglesia de la Encarnación, que se restaura y se mantiene
gracias a los donativos recaudados en los maravillosos conciertos que
organizan.

En esta
ocasión, la Vicepresidenta de la Fundación Isabel Luque, inauguró con unas palabras la muestra que se encuentra en la parte noble de la primera planta del Hotel
de Marbella una colección que va de lo pictórico a lo escultórico pero que
navega por el expresionismo primitivo más candoroso hasta que nos paramos y
comprobamos que para contar algo no hace falta un lenguaje ácido, también se
puede recurrir a la belleza, al color vivo, a los volúmenes complacientes,
redondos, y a una técnica personalísima
que proporciona signos a un lenguaje con el que las artistas se expresan para
cantar a la mujer, a sus problemas, sus sentimientos, a su optimismo, a su
compromiso con la humanidad, a su sitio en el mundo, a su “Habitación con Vistas”,
todo ello sin tragedias.

Las
obras de Enar Cruz, según el director del MGEC, “se caracterizan por la
destreza compositiva y el dominio de la paleta, pero sin caer en las
tentaciones propias del ornamento encandilador o el vacío virtuosismo. Se
alejan de la delicada frontera entre el arte y el artificio, evocando la pureza
de la sensación primera con una naturalidad alcanzada gracias a la franqueza.
Pero esa pretendida inocencia no está exenta de maestría en el uso del color, e
incluso de valentía cuando acostumbra a pintar con una saturación cromática
intensa, de altas notas, de voz firme.”

En cuanto
a la obra de Antonia, el citado Germán Borrachero señaló: “estas
personificaciones ofrecen una continua combinación de materiales, que fluctúan
entre la calidez de la tierra y el frío del metal; en una mezcla que no hace
sino señalar la extrañeza por lo anómalo, fruto de la injerencia en el orden
natural de las cosas. Podríamos pensar llegados a este punto, que en muchas de
las obras de Luque late el lamento; pero se trata de un lamento no exento de
ternura, lejos de los principios del arte de denuncia o de protesta, y más
cercano a la invitación a una reflexión a favor de la vuelta a lo natural
apelando a lo emocional. Es quizás por ello que sus obras nos conmueven y
por tanto apelan a la esperanza, envueltas de una estética que reivindica la belleza
de las cosas.”
Pueden
ver una muestra en las fotografías que les proporciono, pero no duden que
merece la pena la visita al Fuerte, más si cabe, por encontrarse ambas obras
dialogando entre sí.
Muchas gracias Ana Eugenia
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