martes, 2 de octubre de 2018

Presencia y Ausencia una exposición a dos manos, Antonia López y Enar Cruz en el Fuerte de Marbella



    El pasado viernes se inauguró en el Hotel El Fuerte de Marbella una exposición respaldada por la Fundación El Fuerte en la que pudimos disfrutar del expresionismo primitivo y exquisito de los lienzos de Enar Cruz y las esculturas de Antonia López Luque. La obra expuesta podrá ser apreciada por el público en general hasta el 28 de noviembre.

    La Fundación el Fuerte, en su compromiso social a través de la cultura y el arte realiza numerosas iniciativas altruistas que van encaminadas al fomento de la creatividad literaria en su colaboración con Marbella Activa, exposiciones en los salones de sus hoteles de artistas consolidados y emergentes, conciertos al aire libre y a promover las actividades de la Asociación del Órgano de Sol Mayor, situado en la Iglesia de la Encarnación, que se restaura y se mantiene gracias a los donativos recaudados en los maravillosos conciertos que organizan.


    En esta ocasión, la Vicepresidenta de la Fundación Isabel Luque, inauguró con unas palabras la muestra que se encuentra en la parte noble de la primera planta del Hotel de Marbella una colección que va de lo pictórico a lo escultórico pero que navega por el expresionismo primitivo más candoroso hasta que nos paramos y comprobamos que para contar algo no hace falta un lenguaje ácido, también se puede recurrir a la belleza, al color vivo, a los volúmenes complacientes, redondos,  y a una técnica personalísima que proporciona signos a un lenguaje con el que las artistas se expresan para cantar a la mujer, a sus problemas, sus sentimientos, a su optimismo, a su compromiso con la humanidad, a su sitio en el mundo, a su “Habitación con Vistas”, todo ello sin tragedias.

    Las obras de Enar Cruz, según el director del MGEC, “se caracterizan por la destreza compositiva y el dominio de la paleta, pero sin caer en las tentaciones propias del ornamento encandilador o el vacío virtuosismo. Se alejan de la delicada frontera entre el arte y el artificio, evocando la pureza de la sensación primera con una naturalidad alcanzada gracias a la franqueza. Pero esa pretendida inocencia no está exenta de maestría en el uso del color, e incluso de valentía cuando acostumbra a pintar con una saturación cromática intensa, de altas notas, de voz firme.”


  En cuanto a la obra de Antonia, el citado Germán Borrachero señaló: “estas personificaciones ofrecen una continua combinación de materiales, que fluctúan entre la calidez de la tierra y el frío del metal; en una mezcla que no hace sino señalar la extrañeza por lo anómalo, fruto de la injerencia en el orden natural de las cosas. Podríamos pensar llegados a este punto, que en muchas de las obras de Luque late el lamento; pero se trata de un lamento no exento de ternura, lejos de los principios del arte de denuncia o de protesta, y más cercano a la invitación a una reflexión a favor de la vuelta a lo natural apelando a lo emocional. Es quizás por ello que sus obras nos conmueven y por tanto apelan a la esperanza, envueltas de una estética que reivindica la belleza de las cosas.”

    Pueden ver una muestra en las fotografías que les proporciono, pero no duden que merece la pena la visita al Fuerte, más si cabe, por encontrarse ambas obras dialogando entre sí.




















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