lunes, 22 de octubre de 2018

“La pequeña Comunista que Nunca Sonreía” de Lola Lafon, Nadia Comanecci novelada.


Resultado de imagen de nadia comaneci

    Hoy os traigo la biografía novelada de una niña que llenó periódicos, televisiones y quedó grabada en nuestra historia por aquellos años setenta del pasado siglo que tanto marcaron a la generación a la que pertenezco. Todavía recuerdo los ejercicios en barras asimétricas, perfectos. Yo quería ser esa niña porque quería que mi padre, que veía aquellos Juegos Olímpicos de Montreal a mi lado, estuviese tan orgulloso de mí como lo estaría el padre de aquella chiquilla perfecta.

Resultado de imagen de la pequeña comunista que no sonreía nunca    Luego crecí, también lo hizo Nadia Comanecci, ya no quiero ser ella aunque sigo fascinada por su historia,  porque es historia de mucho sacrificio, de mucha hambre, de obedecer con disciplina férrea y de haber sido utilizada por la Rumanía de Ceaucescu que la convirtió en un icono y por el dinero en el paraíso occidental.

    La biografía, aunque interesante no abre nuevas vías de conocimiento, de hecho, todo lo que cuenta ya lo sabíamos, y es que Lola Lafon ha recopilado su documentación de material publicado en la prensa, esto no quita que haya realizado un gran esfuerzo de recopilación.

    Lo que sí merece la lectura es la forma en que la autora desgrana los hitos más importantes de la biografía de la Comanecci y cómo rellena los huecos, novelando lo que posiblemente fue la historia más particular y privada de Nadia. Aun así, he de reconocer que me quedan muchas interrogantes y nunca he comprendido al personaje, no consigo saber si le gustaba su vida, si mereció la pena el esfuerzo, por qué no se fue antes de Rumanía y por qué se escapó cuando ya agonizaba el régimen del padre del que supuestamente fue su amante, o acosador, o abusador de poder, no nos queda claro, ¿es un defecto del libro?, habrá diferentes opiniones, creo que la autora no ha querido faltar a la verdad y ha tenido la prudencia de no inventar más allá de lo permitido por la veracidad de la figura de Nadia y que la incomodidad que produce no tener la imagen completa, puede llegar a ser una virtud si nos moviliza a investigar, a reflexionar, a imaginar.

Resultado de imagen de nadia comaneci    La novela nos recuerda o nos lleva a esa época del Telón de Acero, de los países de la onda comunista, los aliados de la URSS, sus organizaciones, sus desfiles, sus carestías y las muestras de que su sistema funcionaba, aunque como se ha demostrado tenía grandes defectos, también el nuestro. Es por un motivo político que se utiliza la imagen de la pequeña gimnasta, para demostrar al mundo cómo se consigue la excelencia si se sigue ese modelo, y es también por política que se ocultan los grandes abusos, la cosificación de la infancia y la corrupción que encierra cualquier tipo de poder que no esté fiscalizado hasta lo más profundo.

    El relato también nos trae a la memoria a tantas personas que consiguieron escapar del aura soviética, atletas, músicos, intelectuales, científicos que sentían que el ser humano necesita libertad e incentivo para desarrollarse pero que, de alguna manera, también sentimos que fueron propaganda del oeste, la prueba fidedigna de que los países del este y su tirano comunismo conculcaban los derechos más básicos del ser humano que pasan por todas las vertientes de la Libertad.

    La cosificación de la infancia queda sobre el tapete, además, no es un pecado que cometieran en especial en el régimen de Ceaucescu, la utilización de los niños como pequeños adultos ha estado y está extendida, para sus desgracias y nuestra vergüenza. Los niños y niñas son unas monadas capaces de torear, cantar, sacar dieces en las barras asimétricas y otras perversiones no menores que continúan dándose en muchos lugares, a los que, por cierto, acuden a disfrutar ciudadanos de nuestros países civilizados. Y una vez más, cuando la monada crece, cuando el cachorro de Golden Retriever deja de ser un peluchito blanco y desarrolla una mandíbula con caninos de tres centímetros, sencillamente apartamos la cámara y enfocamos otra atracción que venda bien. Claro que ni un perro es un peluche ni un niño ni una niña dejan de tener sentimientos y necesidades porque “la magia se haya acabado”, y ¿cómo quedan esas personas que han sido el centro de atención que han perdido su infancia trabajando, entrenando, haciendo sacrificios? Ahora, que le ponemos nombre a todo y remedio a poca cosa, les llamamos “muñecas rotas”.

Resultado de imagen de nadia comaneci    La autora cuenta que cuando Nadia creció cayó en las zarpas de un depredador conocido por sus juergas y su vida cara, en un país donde la gente pasaba graves problemas de hambre y frío. Nicu Ceauciescu, el hijo del dictador y la Comanecci tuvieron una relación, se cree entrever a través de las líneas que no era satisfactoria, pero con mucho subterfugio, de nuevo no sabemos si la protagonista estuvo con él por su gusto, porque se abandonó la la buena vida o por obligación y si finalmente se escapó de Rumanía gracias a información reservada conseguida por sus “amistades” o porque pudo escapar de las garras de esta familia que gobernó un país del ala soviética pero sin perder la soberanía, una cuestión interesante a mi entender.

    Cuando Nadia llegó a Estados Unidos fue considerada un trofeo, la niña por la que tuvieron que rehacer los marcadores para que pudieran dar un diez, el orgullo comunista, se había escapado y de manera épica había conseguido llegar al centro neurálgico de la Democracia y las Libertades. El dinero no se casa con nadie y menos con Nadia, los paparazis la persiguieron y los artículos señalaban el fracaso el régimen comunista.

    En fin, tenemos una galería de obviedades que no nos sorprenden pero que hasta cierto punto pueden interesar por el hecho emocional de que el tiempo de Nadia fue el nuestro, o por lo menos el mío y el de una generación extensa. Además, tiene el atractivo de hacernos reflexionar sobre temas como el abuso de la infancia, la obsesión actual por el deporte, el deporte de competición, aquellos años del Telón de Acero y los Medios de Comunicación como negocio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario