El pasado
viernes se inauguró en la Milla de Oro de Marbella una galería de arte muy
especial. Con una organización excelente encargada a Patricia Hafner y un
público que abarrotaba el local y los alrededores, pudimos disfrutar de la espectacular
obra y de la compañía del propio artista y su familia.
El
artista Thierry Ligismond, de origen francés, ha recabado en Marbella con el
objeto de preparar cuatro próximas exposiciones internacionales. Fue invitado por un coleccionista afincado en la
ciudad y tras comprobar la bonanza del clima, de la gastronomía, la luz y los
habitantes de estas tierras, no le ha quedado más remedio que sucumbir a la
evidencia de que como aquí, no iba a estar en ningún sitio.
La
galería es impactante, tanto por sus obras como por su distribución en ella.
Thierry es un artista que domina varias técnicas con absoluta precisión de
manera que podemos encontrar dibujos, óleos y esculturas del mismo tema en un
juego de volúmenes y movimiento que te acercan al “grotesque”.
Sorprende
ver esta colección de seres abatidos, producto de la vida nocturna, los excesos
del mundo del espectáculo, las ilusiones pisoteadas, con almas oscuras,
perversas, maceradas en la calle pero con sus puntos estridentes de color. Un
color valiente, atrevido, osadías del que no tiene nada que perder.
En ella
podemos encontrar esculturas que llenan el espacio medio, respaldadas por óleos
y dibujos del mismo tema que cubren las paredes. Si prestamos atención podemos observar ciertas diferencias que muestran el paso del tiempo desde el trabajo en la
primera técnica hasta la última, son pasos interesantes de comprobar en la
evolución de los artistas.
Las esculturas
son fantásticas, piezas de bronce, muy especiales, con pátinas maravillosas de colores puros. Llama la atención el cuidado y la perfección en los pliegues de los tejidos y en el estudio de las patéticas posturas que toman los protagonistas. Además son series muy exclusivas puesto que de cada una se hacen
como mucho doce piezas.
Thierry
es un perfeccionista que diseña incluso sus propios marcos y que realiza todos
los trabajos, por duros que sean, con sus propias manos, manos grandes, duras y
fuertes de trabajador incansable.
Pese a la
temática, la colección es colorista y muy, muy agradable de visitar, pero como
en las obras de arte con mayúsculas la forma y el concepto son de una calidad
inusitada. Somos muy afortunados de vivir en esta tierra y que artistas como
estos decidan afincarse aquí y además tengan la generosidad de compartir sus
obras con los habitantes de Marbella. Para más inri, los precios de las piezas,
aunque prohibitivo para la mayor parte de la población, son los del artista en
su taller, ya que la galería es suya y la va a regentar su hijo.
Siempre
nos queda la posibilidad de ir a visitarla, está en la urbanización Marbella
Real, en los locales antes de llegar a la altura del Marbella Club. Tanto el
artista como toda su familia son muy sociables por lo que estarán encantados de
mostrar su obra a quien desee verla.
Texto: Ana E.Venegas
Fotografía: José A.Correa
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