viernes, 28 de abril de 2017

“Historia de Dos Ciudades” de Charles Dickens, análisis FNAC Marbella


Resultado de imagen de historia de dos ciudades   El escritor inglés del Siglo XIX Charles Dickens es uno de los novelistas más famosos de la historia de la literatura universal, un intelectual autodidacta con una capacidad para observar la realidad y una técnica narrativa propicia para la construcción de tramas con personajes identificables. Estos protagonistas pertenecían a un entorno social que él conocía, los suburbios donde los obreros de la nueva Revolución Industrial malvivían en pésimas condiciones, rodeados de personas agotadas, degeneradas por la vida y donde los niños eran mano de obra barata, más barata aún que la de sus padres que los consideraban un activo de la familia, hijos que no tenían derecho a ni a la educación básica y ganaban poco pero “bueno era”.

Resultado de imagen de historia de dos ciudades    En esta sociedad victoriana, donde los ricos se encontraban atados a normas sociales en muchas ocasiones castrantes y donde los obreros morían de miseria y agotamiento, Dickens escribe su colección de obras, con mucha ironía, golpes de humor y un mucho de crítica social. La mayoría de sus obras Oliver Twist, Tienda de Antigüedades, Canción de Navidad y otras de ese corte están ambientadas en la propia Inglaterra Victoriana.

    Sin embargo, Dickens amaba su país y su ciudad, sus defectos, que él señalaba, debían ser mejorables y por esta razón escribe “Historia de Dos Ciudades” y realiza una comparativa partidista entre un Londres en paz y un París lleno de injusticias y maldades, las propias de los nobles sobre el pueblo, las que llevaron a la Revolución Francesa y las que cometió el pueblo en nombre de la Liberté, Egalité y Fraternité.

Imagen relacionada     ¿Por qué leer a Dickens en nuestros días? Esa pregunta la resuelve el propio Dickens en el comienzo de este libro: “Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.” Así empieza Historia de Dos Ciudades, se refería a un tiempo anterior, pero de igual modo se podría referir al momento actual, siempre el hombre come hombre, y hoy también, o ¿no es una injusticia contratar a un empleado para un día a la semana y tenerlo trabajando la semana completa? ¿O contratarlo por horas?, dos por la mañana y dos por la tarde, cuando haya más afluencia de clientes, sin que las personas puedan tener una estabilidad económica y sin que puedan aspirar a un segundo trabajo por tener mañanas y tardes ocupadas, en fin, que la situación laboral actual es de un abuso. Por no hablar de la violencia y la falta de valores que sufrimos en forma de robos, violaciones, terrorismo, corrupción de gestores de lo público, si es que “se está rifando una guillotina”.

Resultado de imagen de historia de dos ciudades    Esta obra que se publicó en 1959 con ilustraciones, contiene personajes con nombres que orientan sobre su función en la obra, como Venganza, que no es más que el poder en manos de personas envenenadas por el odio de los abusos de los nobles sobre el pueblo. Dickens demuestra que la revolución construida sobre los rescoldos del rencor genera sociedades tan criminales como las anteriores, pero ¿se puede cambiar la sociedad de una manera pacífica?, en nuestro país tras una dictadura hubo una masa política que se lo propuso, sin embargo, el odio persiste, subsiste y a la mínima que se aliente, resurgen las ideas cainitas, si eso no es lo que queremos, deberíamos cuidar nuestro discurso y nuestros hechos, sobre todo, los políticos actuales, debería ser responsables y no andar jugando con corrupciones y corruptelas, porque la pólvora prende “en menos que se persigna un cura loco”.

Resultado de imagen de historia de dos ciudades    Algunos personajes de Dickens son grotescos, estereotipos identificables, críticas sociales “con patas”, otros en cambio están llenos de claroscuros, los que realmente pertenecen a la trama, y que nos van a hacer navegar por las situaciones que el autor quiere poner de relieve, planteándose la moralidad y la justicia, no en vano, Charles fue un hombre de fuertes convicciones religiosas.

   La historia de amor en “Historia de Dos Ciudades” es una anécdota para contar, un retrato revolucionario, pero también encierra grandes ideas preconcebidas como que la mujer debe cuidar de sus padres, aunque no lo haya visto nunca, aunque, podría ser, que no fuese su padre, la obligación de una hija es respetar, rendir pleitesía, ocuparse de sus necesidades, acompañarlo, en fin, las obligaciones que siempre han tenido relación con el rol femenino. Por otra parte, hay un personaje que hace un gran sacrificio por esta familia, por amor a ella y por hacer algo grande en su vida. En ese punto es donde me paro otra vez, y es que este personaje no había tenido ninguna conducta reprobable en su vida, pero su extracción social le hacía tener bajo concepto de sí mismo. Esta baja autoestima de las clases bajas es uno de los impedimentos para la permeabilidad social, el no atreverse, el no sentirse con derechos, el pensar que su existencia no vale lo mismo que la de otros. Por detalles como estos, Dickens es un buen crítico de la realidad que profundiza, que no se queda en la información de bulto, la de los abusos de los poderosos sobre la chusma.

    Dentro de este mundo de abusos y rigideces victorianas, Dickens, un niño de los suburbios, autodidacta, elige cómo quiere vivir su situación, ese es un poder que tiene el ser humano, de ahí que personas con muchos impedimentos tengan existencias medianamente felices y otros a los que no falta nada son muy desgraciados. El autor podría haber trabajado en condiciones terribles, haber tomado alcohol barato hasta que se le hubieran olvidado sus penurias de infancia, haberse casado con una mujer a la que embarazar y con la que compartir la miseria y haber engendrado pequeños obreros de la siderurgia londinense, en vez de eso, decidió leer, profundizar, investigar cómo se construyen las historias y vivir con intensidad un paisaje que luego pone en palabras, reflexiones, críticas envueltas en tramas, sin descripciones gloriosas, con una habilidad reconocible, libre de dramatismos, con cierto sentido del humor.

    

1 comentario:

  1. Cuanta sabiduria en los grandes literatos cuyas obras no envejecen.Gracias Ana

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