(vídeo de película y obra de teatro al final)
Esta es una obra de humor absurdo del olvidado Javier
Poncela. Cuenta la historia de la desaparición de Eloísa, miembro de una
familia extravagante, rozando lo imposible, donde la toma de decisiones más
personales y egoístas se solapan por la cohesión del grupo primario.
Enrique
Jardiel Poncela (Madrid, 1901–1952) fue un escritor y dramaturgo
español. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor
tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, en el
que todo parece muy superficial, pero tiene mucha más profundidad de lo que en
un principio pueda parecer, rompiendo así con el naturalismo tradicional
imperante en el teatro español de la época. Esto le supuso ser atacado por una
gran parte de la crítica de su tiempo, ya que su humor hería los sentimientos
más sensibles y abría un abanico de posibilidades cómicas que no siempre eran
bien entendidas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura
franquista.
Sin embargo, el paso de los años no ha
hecho sino acrecentar su figura y sus obras siguen representándose en la
actualidad, habiéndose rodado además numerosas películas basadas en ellas.
Murió de cáncer, arruinado y en gran medida olvidado, a los 50 años. Su obra es
equiparable a la de Samuel Becket, “Esperando a Godot” no es más lógica que “Eloísa
Está Debajo de un Almendro” y la calidad literaria es muy semejante.
Eloísa está debajo de un almendro es
una obra de teatro muy corta, que se desarrolla en tres únicos escenarios (en
un cine, en la casa de la familia de Mariana y en la casa de los Ojeda). Todos
los personajes, a su manera, están un poco locos, y hay secretos, enredos y
tejemanejes que dan lugar a malentendidos y situaciones hilarantes. Además el primer acto nos presenta la clase trabajadora española, especialmente el chulerío madrileño, llena de refranes e ideas preconcebidas sobre todo, trapacerías e inclinación a la envidia y la crítica.
En mi opinión la locura es muy beneficiosa
para criticar las barreras sociales que nos imponemos y que sólo los locos se
atreven a traspasar. La decisión de no delatar un crimen por la valoración de
que su conocimiento atraería peores consecuencias subvierte la obligación moral
de la denuncia.
Sólo una persona en su absurda locura puede
hacer el papel de Dios, de juez y decidir sobre los acontecimientos futuros a
un asesinato. También nos ofrecen como locura la toma de decisiones de orden
personal como la de desaparecer y vivir otra vida o la de vivirla virtualmente
desde una cama. Y todas esas locuras contra-sociedad se equiparan al auténtico
trastorno mental que supone la esquizofrenia, la que la tía Micaela Briones sufre
y que todos en su amor, por encima del dolor que causa, protegen y cuidan, en
un ejemplo demente de los lazos familiares más profundos, muestra de que hay
familias no tradicionales donde se ama sin condiciones, respetando la voluntad y
la singularidad de sus miembros.
En fin una obra cómica-absurda muy
recomendable para pasar un rato hilarante con las excentricidades de los
personajes, los momentos incoherentes, las situaciones rocambolescas que
provocan y la reflexión sobre la insensatez de salirse del marco de la cordura.
A ver si ponemos en valor a nuestros literatos, este murió en la indigencia,
que a veces, muchas veces, más de cuatro veces, admitimos la genialidad y la audacia
en autores de otros países y denostamos los nuestros.
Ana
E.Venegas
Película adaptación
Obra de teatro, fiel al libreto
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