Agustín Casado ha presentado “Los Ripios
del Chusquero” en el Centro Cultural del Cortijo Miraflores y ha sido tal la
expectación y el aforo que ha tenido que soportar la sala de conferencias que
por un momento pensamos que si dicho espacio entrara en un agujero negro y los
presentes fuésemos trasladados a otra dimensión, la cultura de Marbella y no
digamos la política quedaría desolada por un tiempo bastante doloroso.
Allí estaba lo mejorcito de cada casa,
políticos de todos los partidos, intelectuales de todas las disciplinas,
compañeros de las tertulias radiofónicas y amantes del humor y de las letras a
mansalva. Tanta fue la asistencia que tuvieron que llenar los pasillos de
sillas y aún quedaba gente de pie y asomando sus ojillos curioso por las
puertas.
Y es que no era para menos, tras la
introducción de Gema Midón, la responsable de cultura que aseguró la
continuidad de los proyectos de calidad de la antigua concejal de cultura (debió
referirse a los que quedan vivos), tomó la palabra el editor, que ha sabido muy
bien hacer viable una colección de poemas y dibujos, que de no haberlos
maquetado de la manera que ha resultado, habrían necesitado un tomo de
quinientas páginas; en tercer lugar tomó la palabra Carmen Día y finalmente el
maestro.
Carmen Díaz es una de las personas más
cultas que he conocido en mi vida, pero es que además tiene la inclinación de
compartir saberes en la convicción de que el que empieza el camino de la
cultura de calidad no vuelve atrás para anestesiarse el paladar con
hamburguesas de cadenas americanas. Que Carmen te haga una presentación debe
ser como derretirse fundida encima de un chuletón de Ávila. Ella tan modesta,
ella que hizo correr los hipopótamos por las calles de Marbella en honor de
Vargas Llosa, festejó la obra poética, pictórica y humorística del poliédrico Agustín Casado, con ella
coincido en que lo veo hasta guapo, porque belleza es hacer reír mientras se
tocan problemas de Perogrullo.
Es belleza hablar de temas tabús, de
tragedias políticas, de humanos fracasados en clave irónica de la que no hace
sangre. Es también belleza el timbre de su voz rasgada articulando como nadie
endecasílabos encadenados con una semántica histriónica de historias de todos
los días que Agustín cuenta como nadie.
Pero no sólo de belleza vive el autor de “Los Ripios del Chusquero”, yo
le envidio la agilidad mental y la capacidad empática para comprender el punto
de vista de los otros. Esa empatía lo coloca en uno de los caricaturistas más
importantes de España y urge una exposición que ocupará todas las paredes del Cortijo
porque son innumerables los personajes que han pasado por su pluma en plena
hemorragia de generosidad, ya que no nos cobra a ninguno y no le importa si
somos más o menos importantes públicamente, él nos trabaja a todos, que no
faltemos ninguno, se preocupa de ello como en el pregón de la feria del libro,
en el que están incluidos todos los escritores Marbellíes que tenían publicado
en ese momento.
En fin que ayer el maestro tuvo el éxito
que se merecía, el público abarrotó literalmente el auditorio y disfrutó con
los ripios pantojianos y otros de seres entrañablemente patéticos, una
extensión caricaturesca de sus dibujos. Y hoy no hablamos de su extensa obra
figurativa de gran belleza y de sus versos con tendencias esproncedistas porque
hoy, tocan ripios, “Los Ripios del Chusquero”.
Texto de Ana E.Venegas
Fotografía de Antonio Sánchez
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