Una nueva tertulia literaria nos ha llevado
desde los salones del Marbella Club a la Roma Imperial para descubrir, a través
de una biografía, las hazañas del emperador Adriano y los valores que
Marguerite Yourcenar consideró apropiados para un crear un diálogo actual.
Las socias de AMUM coincidieron casi en su
mayoría en que “Memorias de Adriano” es un monumento literario y que la traducción
de Julio Cortázar en vez de recortar sus atributos de prosa poética, los ha
enaltecido para conseguir un contenido que se desliza entre palabras
sinfónicas.
Descubrimos numerosas actitudes que
hicieron de Adriano un magnífico emperador: su deseo de paz, la necesidad de “mantener
la paz”, la justicia como valor elevado, la empatía con su pueblo y las
personas más desfavorecidas. Todas las asistentes encontraron frases que
correspondían a pensamientos gloriosos que la autora había creado con la
inspiración de las obras del emperador. De hecho comentamos que el libro no se
podía leer rápido pues era necesario digerir cada frase más allá de lo que supusiera
para el contenido general. La única persona que no lo terminó, argumentó que se
le había hecho duro, porque había mucha información que asimilar y en algunos
momentos parecía una relación de lugares, personas y hechos que hacían difícil
seguir la historia. Claro que, precisamente, este libro, lo que necesita es una
lectura reposada, no un enganche que nos haga devorar páginas a la velocidad
del rayo.
La tertulia nos llevó por los derroteros de
los valores, esos que tienen que ver con el lugar y el tiempo donde se educan y
que nos hacen alarmarnos ante los usos griegos, romanos y de otras culturas
donde los niños son objetos del amor más carnal. Hablamos sobre las relaciones
sexuales entre hombres como concepción clásica, algo espiritual que no se
conseguía con la mujer, con la que se yacía sólo con fines reproductores.
Pero que el emperador tuviera este tipo de
actitudes que en nuestro tiempo son hasta delictivas, no quiere decir que no fuese
un buen gobernante, que impartiera su poder con gran empleo de la inteligencia
y el amor por su imperio. Marguerite Yourcenar nos pone en jaque al sistema de
valores, el de su tiempo, para demostrar que es arbitrario y que se puede ser
una magnífica literata, una buena persona o un gran gobernante independientemente
de la opción sexualidad que tanto coartaba a los homosexuales de su tiempo. Se
oyó entre algunas asistentes que este matiz se comprendía peor ahora que a
mediados del siglo pasado, pues nuevamente han cambiado las escalas de valores.
Debido a estos pensamientos y a algunas
frases irrepetibles se suscitó el diálogo sobre quién hablaba por boca de
Adriano, está claro que habla la autora pero como observó una participante,
siempre inspirada por la vida y obra del regidor.
La obra está escrita como una autobiografía
epistolar cuyo destinatario es Marco Aurelio, el designado sucesor por Adriano.
Sin embargo, el capítulo tercero hace suponer que eso es una excusa puesto que
no es propio dar tanta información íntima de un regidor a su sucesor. Aunque,
otra socia también nos hizo ver que las relaciones amorosas entre hombres, no
eran tan íntimas en esos tiempos, a lo que otra aportó que en “Ab Urbe Condita”
o en cualquier otra obra de Tito Livio que fue un magnífico historiador y
testigo de realidades, no se encuentra ni una sola aportación en este sentido.
En fin que fue una buenísima tertulia, que dio
para conocer más la Roma Clásica, la figura de un gobernante de gran inteligencia y rectitud para la “Cosa Pública”
y la tremenda dedicación de la autora que ha realizado una magnífica obra con gran esfuerzo de documentación y de
construcción de una prosa exquisita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario