miércoles, 1 de agosto de 2018

Inauguración del Festival Marpoética 2018 de Marbella con Antonio Lucas, Joaquín Pérez Azaústre y el Niño de Elche


La imagen puede contener: una o varias personas, personas sentadas y multitud    Ayer se inauguró el Festival Marpoética 2018 con una introducción del alma máter del proyecto, la Delegada de Enseñanza y Cultura Carmen Díaz que ha recuperado en menos de un año la posición de referente cultural en materia de letras y artes del que se hace eco la prensa nacional:

    Esta   Marpoética 2018 se ha inicidado con una conversación de los intelectuales poetas Joaquín Pérez Azaústre y Antonio Lucas con el eje: “50 años de la Generación del 68, los Novísimos y su estela”. Que os reproduzco a continuación gracias a la colaboración de Mike Pinter y Rosalba Lagunes y que tuvo lugar en el Hospital Real de la Misericordia, donde finalizaron el encuentro con una lectura de poemas propios:



    Finalmente, nos trasladamos hasta el Teatro Ciudad de Marbella donde tuvo lugar algo que no se puede considerar concierto. Fue una performance de un gran entendido de la música, del flamenco, de la poesía, y las artes, con una gran voz y un magnífico compás  que decidió romper lo aprendido, como haría Picasso con su maestría pictórica para provocar, subvertir, cabrear, obligar a muchas personas a abandonar su asiento y a otras a aguantar hasta el final por diversos motivos entre los que se encuentra el espíritu aventurero, la curiosidad intelectual o la conformidad con todo lo que Dios nos dé.

La imagen puede contener: 3 personas, personas sonriendo, personas de pie
    A mí no me supuso ningún esfuerzo comprender la ruptura de las estructuras del flamenco, ni el tratamiento aullídico de la obra de Lorca, ni siquiera el tan manido y fácil ataque a las manifestaciones religiosas, católicas por supuesto, tampoco el ver a un señor en calzoncillos en el escenario, no tengo ningún problema con la desnudez ni con la subversión del lugar apropiado según el protocolo, a mí me hizo levantarme del asiento el que ya lo había entendido y después de más de una hora de momentos de haberme tapado incluso los oídos y de haberme dado a la hilaridad más descontrolada, decidí que no me apetecía seguir escuchando a un señor que ya no me aportaba nada nuevo por lo que fui a comerme un kebab porque el día es muy largo y estaba muerta de hambre.

     Eso sí, me hizo plantearme si cuando la gente aplaudía él fracasaba, pues lógicamente lo que hacía no era para que gustara, era para estimular una respuesta diferente. Me gustó muchísimo el desasosiego y las emociones que me provocaba y ver cómo muchas personas se enfadaban por lo que el artista hacía con el flamenco y otras bases espirituales, culturales e ideológicos.

    Al final, no sé si el Niño de Elche triunfó o no, la verdad es que tampoco se fue tanta gente y en mi opinión eso lo defraudó. Por la parte que le toca a la Delegación de Cultura les felicito, no se ha traído a esta ciudad nada más osado, ni contemporáneo. Os dejo alguna de El Niño de Elche:





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