jueves, 24 de febrero de 2011

Alejandro Rocamora PSIQUIATRA


Alejandro Rocamora, psiquiatra del Teléfono de la Esperanza, habla de 'abuelos esclavos' en TVE


El Teléfono de la Esperanza dedicó su Día de la Escucha de 2010 a los abuelos. El 15 de noviembre pasado, voluntarios y colaboradores estuvimos 'a la escucha de nuestros mayores'. La idea fue homenajearles por su experiencia vital y su importante papel en el seno de las familias. En MálagaMariví Romero, teniente alcalde de Bienestar Social, nos dio sus impresiones y datos de como los abuelos se han convertido en un sostén vital para las familias más afectadas por la crisis y el paro. Muchos ya no pueden pagar una guardería y dejan a sus hijos con los mayores.
Nuestra asociación dedicó el número de noviembre-diciembre de la revista 'A Vivir' a los abuelos, de los cuales el 70% asume tareas de cuidado de sus nietos. Y algunos lo hacen de forma esclava, entregándose totalmente a la tarea, sin apenas tiempo libre y sin saber decir no a cargar sobre sus espaldas ocupaciones que debido a su avanzada edad los sobrecargan.
Alejandro Rocamora, psiquiatra y colaborador del Teléfono de la Esperanza participó hace unas semanas en la tertulia del espacio 'Las mañanas de TVE', que dirige la periodista andaluza, Mariló Montero. En el vídeo, Rocamora explica que el síndrome del 'abuelo esclavo' no es un cuadro clínico propiamente dicho, pero confirmó que en el teléfono se reciben llamadas de personas mayores agobiadas por las cargas que suponen para ellas cuidar de los nietos a diario. Rocamora aboga por la orientación a estas personas para que hablen con sus hijos de cuanto tiempo disponen y reconozcan sus propios límites. En el programa, intervinieron un médico y dos abuelas. Una de ellas se encarga de sus nietos en vacaciones y cuando están enfermos, mientras que la otra lleva un año responsabilizándose 11 horas diarias de un niño porque su madre regenta un negocio y no tiene tiempo para estar con él.
Un vídeo muy interesante que plasma la aportación del Teléfono de la Esperanza para proporcionar una salud emocional y, por tanto, una vida más equilibrada a estos abuelos.

Los sentimientos, bien utilizadosLos sentimientos, bien utilizados, no dificultan la toma de decisiones, ni
son impedimentos para nuestra felicidad, sino que al contrario constituyen
la
forma más idónea de progresar y crecer psicológicamente. Un estudio reciente
de la Universidad de Harvard señala que, para tener éxito en la vida, es
necesario
un 85% de actitud y sólo un 15% de habilidad.

La psicología clásica consideraba a la persona como un ser constituido por
partes: memoria, entendimiento y voluntad, insertado o encerrado (el alma se
encuentra en la cárcel del cuerpo) en lo corpóreo. Los sentimientos no son
algo yuxtapuesto al sujeto sino que constituyen su misma esencia. 

A través de ellos es como vamos constituyendo nuestra personalidad, al mismo
tiempo que nos permiten relacionarnos con los demás. Spinoza decía que
mientras
la razón uniforma a unos y otros, los sentimientos distinguen a unos de los
otros. Nos podemos distinguir por nuestros conocimientos y saberes, pero lo
que de verdad nos distingue a unos de los otros es la actitud que tomamos
ante las cosas y lo que nos proporciona nuestro sello de identidad propio.

Vivimos como si los sentimientos solamente fueran un lastre para
desarrollarnos en la vida. Por esto se nos educa en el convencimiento de
que, cuanto más
fríos y calculadores seamos, más posibilidades de éxito tendremos. Pero en
la historia de la humanidad, las grandes atrocidades se han cometido cuando
se han mutilado los sentimientos y se ha hipertrofiado la razón.

El ser humano no es igual al sumatorio de facultades (pensamiento, voluntad,
y emoción) sino que es “algo más”: una realidad que se organiza a partir de
esos elementos, pero que constituye una nueva estructura: la mente humana.
La inteligencia emocional es el ‘cemento’ que hace encajar todas las piezas
del gran rompecabezas que es la mente humana. Esta facultad de la mente
humana permite que no nos dejemos llevar por los impulsos, sino que seamos
capaces
de “razonar con sentimientos”. Es decir, podemos corregir a Descartes y
pasar del “pienso, luego existo”, al “pienso sintiendo, luego existo”.




Biografía

Ejerce la psiquiatría en el servicio de Salud Mental del distrito de La Latina, en Madrid. Es profesor del Instituto Universitario de la Familia, perteneciente a la Universidad Pontificia de Comillas y del Centro de Humanización de la Salud. También es docente de psicopatología en la Facultad de Psicología de dicha Universidad. Ha sido uno de los fundadores del Teléfono de la Esperanza. Colabora habitualmente con las revistas A vivir y Humanizar, sobre psicología. Es especialista en las crisis espirituales de la persona.

1 comentario:

  1. Lo que produce terror es la inminente "gestión" de sentimientos por parte de estos otros esbirros del Estado (psiquiatras, psicólogos, terapeutas, etc...) Y lo peor, que tienen todos un certificado oficial.

    ResponderEliminar