Un
gran número de nuestras socias acudieron a la llamada de Ramón J. Sender que tuvo
un protagonismo en el Champagne Room del
Marbella Club, levantando absolutas pasiones en relación con la imagen que daba
de España y en especial de Andalucía.
Esta
obra epistolar recoge las vivencias de
una americana bobalicona que viaja a Sevilla para hacer una tesis sobre el
folklore español. Nancy no duda en arrebatarle el novio a una amiga por el
único motivo de ser medio gitano y de esta manera tener documentación para su
trabajo de primera mano. Pero el ambiente picaresco y los dobles sentidos de
estos ambientes provocan o lo intentan situaciones propias del humor.
Las
socias argumentaron en su mayoría que les desagradaba la visión que se daba de
España. Un país donde es verdad que existen señoritos cortijeros con muy malas
artes y donde la picaresca es una salida para poder sobrevivir. Sin embargo,
dar la imagen de que España se reduce a esos tipos es tan injusto como pensar
que todas las americanas son rubias, tontorras y “fáciles”. La crítica a la
obra se concretó en que los estereotipos reducían de tal manera el panorama de
la sociedad española de los años sesenta que no la reconocíamos como la vivida
por nosotras mismas y que no nos hacía gran favor dar esa imagen en el
extranjero donde también se vendió el libro.
Por otra
parte algunas compañeras nos indicaron que era posible que el autor quisiera
levantar ampollas con esta reducción para criticar el daño que pueden hacer los
estereotipos cuando se convierten en prejuicio. De manera que se define toda
una población por pocas detalles y exagerados, produciéndose una reducción de
la cultura que se pretende estudiar.
Las
docentes de más solera argumentaron que “La Tesis de Nancy” había sido una
buena herramienta para hacer comprender peculiaridades del uso de nuestro
idioma, como la gramática del “SER” y del “ESTAR” con el chascarrillo de “SER BUENA”
y “ESTAR BUENA”. A este respecto también se descubre la formación didáctica y
la experiencia del autor como profesor de español en el extranjero en la carta
traducida por un amigo, cometiendo todos
los errores propios del que está aprendiendo español, con conjugaciones
erróneas, la fobia por el subjuntivo y el tema de las concordancias de género y
número.
A
algunas nos pareció divertido el libro al comienzo, por el ingenio de haber
reunido esa cantidad de refranes y frases hechas que vuelven locos a los que
aprenden español. Pero la mayoría no acabó de leer el libro por el hastió de la
repetición, del chiste fácil, infantil y
la imagen que da de España. En este aspecto coincidimos que la obra resiste muy
mal el paso del tiempo y que hoy no se sostiene ni nos hace gracia.
Sí es
verdad que este tipo de actitudes se han visto y aún se ven en nuestro país
aunque creemos que no están generalizada, o eso esperamos. Porque, aún se notan
actitudes de sociedad clasista en el trato que muchas personas dan a sus
empleadas del hogar, en las empresas, demostrando la superioridad a base de
humillaciones y desprecio. Desprecio, argumentó Marian Matachana, decía
Fernando Fernán Gómez que era el verdadero pecado de los españoles. Aunque la
discusión nos hizo comprender que es un defecto humano pues sociedades como la
británica no se queda a la cola en este sentido.
Pero
claro, escribir en tono de humor es muy difícil, cada uno tiene su humor y
siempre lo que despierta la sonrisa es la exageración de un defecto, nadie se
ríe ante el lienzo de una Venus, pero seguro que más de uno sonríe ante las
Meninas, con sus primeros planos con el pintor pintándose a sí mismo en primera
y las enanas vestidas de princesas. Cervantes dijo en el prólogo del Quijote: “Hacer
reír es tarea de discretos”, pues eso, te muestro una situación absurda y
exagerada y te la cuento con naturalidad, sin mucha algarabía en la forma.
La
tertulia dio para hablar de España y de las Españas, con anécdotas divertidísimas
de lo español, así como el reconocimiento al autor de la recopilación de refranes,
frases y chascarrillos que llevan a equívocos con su traducción literal, igual
que ocurre en todos los idiomas, no somos tan especiales.
Texto: Ana
E.Venegas
Fotografía Garbiñe
Larrazábal
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